Hace muchos años tuve la suerte de hacer mi primer viaje a la India. Sabía ya en esa época que Namasté era el saludo tradicional de la zona, pero – la verdad -, no tenía claro su significado. Si alguna vez has practicado yoga o tienes intereses espirituales, seguro has escuchado esta palabra en más de una ocasión. En mi caso, vivenciar el saludo y finalmente entender lo que me decían con él, fue un descubrimiento maravilloso.
Namasté es una forma de honrar a la otra persona, de mostrarle un profundo respeto y agradecimiento. Para realizarlo, se unen las palmas de la mano colocadas frente al pecho, se cierran los ojos, y se inclina la cabeza, mientras se pronuncia la palabra. También puede hacerse colocando las manos frente al tercer ojo, inclinando la cabeza y llevándolas después al corazón. Muchas veces se saluda sólo con el gesto, sin necesidad de decir palabra alguna, y es indistinto hacerlo cuando llegamos o cuando nos despedimos.
El significado de Namasté es amplio, puesto que el sánscrito, el sagrado y antiguo idioma del que proviene, es considerado uno de los más completos y perfectos. Literalmente, Nama significa “reverencia”, as significa “yo”, y te significa “tú”. Su traducción entonces es, “respétame” ó “te respeto”.
“Yo honro el lugar dentro de ti donde el Universo entero reside. Yo honro el lugar dentro de ti, de amor y luz de verdad, y paz. Cuando tú estás en ese lugar en ti, y yo estoy en ese lugar en mí, somos sólo Uno”
El Namasté es la creencia de que cada uno de nosotros tiene una chispa divina. Es mirar al otro de la manera más pura, sin juicios, sin preconceptos. Es decir “Saludo el lugar donde tú y yo somos uno” ó “Que lo bueno en mí, vea lo bueno en todos los demás”, entre otras tantas acepciones. Y por eso entenderlo fue un descubrimiento maravilloso. El siginificado de Namasté no debería pasar desapercibido, es la quintaescencia del respeto y la consideración por el otro. Somos uno, somos todo, somos el universo. Namasté.