Desde siempre, la comunicación ha sido y es una herramienta muy poderosa que conecta, pero que también puede dividir según cómo se use. Las palabras llevan consigo connotaciones y suscitan emociones. La forma en que comunicamos dice mucho sobre nosotros y sobre cómo percibimos el mundo. El lenguaje está muy enraizado en nosotros y tomar consciencia no es especialmente inmediato ni fácil.
Por eso como profesores de yoga y comunicadores en general es crucial estar abiertos a reflejar formas de ser más inclusivos y a saber que el lenguaje puede ser una elección consciente.
Nuestras palabras tienen el poder de curar pero también pueden llegar a causar un efecto contrario e incomodar algunos estudiantes. Nuestras palabras influencian el espacio de yoga y por eso tenemos que cuidar nuestra expresión para crear un espacio donde los estudiantes se sientan seguros, aceptados y en paz. Aquí hay algunos puntos que creemos importantes a la hora de comunicar la práctica del yoga.
Evitar términos que puedan crear polaridad
Hay algunos adjetivos o palabras para llenar los silencios que pueden parecer suaves y positivos pero que de alguna forma pueden abrir la puerta a sentimientos de exclusión.
Los términos como “perfecto” o “muy bien” pueden contradecirse con la idea de que no hay bien o mal en la experiencia y que la perfección no es la meta del yoga. Añadir “simplemente” o “solamente” antes de dar una instrucción también puede crear incomodidad ya que lo que puede ser fácil para una persona tal vez no lo es tanto para otra.
Minimizar pronombres con connotaciones de género
Es mejor no referirse a los estudiantes usando pronombres de género ya que no sabemos cómo las personas en el espacio quieren ser identificadas. En la lengua española hay muchísimas expresiones de género, pero si ponemos atención podemos minimizar las situaciones incorporando un lenguaje más inclusivo y no binario.
Idealmente, memorizar los nombres de cada persona y dirigirse a ellas por su nombre de manera individual puede hacer sentir mucha más proximidad, confianza e integración. Eso sí, es recomendable pedir permiso a cada uno antes de hacerlo e incorporarlo con normalidad.
Instrucciones verbales de invitación, simples y claras
Haz referencia a partes muy generales del cuerpo y luego puedes ir detallando con términos más anatómicos y/o en referencia a la esterilla de yoga. Puedes dar ejemplos y analogías para que los estudiantes tengan claras tus intenciones y tus acciones.
Da direcciones con ubicaciones geográficas en el espacio, en lugar de izquierda/derecha.
Para comunicar mejor en tus clases de yoga, es importante evitar las formas verbales de imperativo. Invitar a poner atención a cómo se sienten en cada postura y proponer la opción de hacer o ir más allá en una postura crea una experiencia más individual, más única, más libre y mucho más sanadora.
También crea espacios de silencio. Cuando es un momento de conectar, mantener o estirar, da a los estudiantes el espacio para sentirlo.
Hablar desde el “Yo”
Cuando comunicas en tus clases de yoga, es bueno hacerlo en primera persona. Esto hace que todas las experiencias son tuyas y que hablas desde un lugar auténtico y no proyectando tus experiencias en los otros. Abre las puertas a ser vulnerable y al mismo tiempo crea confianza en tus estudiantes hacia ti, ya que estás hablando desde tu experiencia y no diciéndoles qué o cómo sentir o hacer.
Recuerda que todas las experiencias son válidas y que es nuestra responsabilidad como instructores que los estudiantes tengan la suya propia. Y no sólo en clase, si no en general.
“Me libero al permitir a los demás la libertad de sus propias experiencias”.
Usar lenguaje afirmativo
Tanto encima como fuera de la esterilla de yoga, tenemos que decir las cosas que Sí queremos, más que las cosas que No queremos.
El universo nos escucha siempre, y está en nuestro poder y en nuestra elección usar un lenguaje afirmativo, tanto hacia los demás como en nuestro diálogo interno.
Cuando comunicas posturas de yoga, es muy diferente decir “Recordad alargar el cuello” que “No os olvidéis de alargar el cuello”.
Instruir con afecto y cuidado significa comunicar con afecto y cuidado. Grabarse durante una clase de yoga y escucharse luego puede ser de gran ayuda ya que el auto-estudio es una manera de mejorar la comunicación del yoga para así enriquecer la experiencia y el disfrute individual de cada una de las personas que entra a tu clase.