Con la llegada del calor tendemos a desear alimentos livianos y frescos, como ensaladas, sopas frías, y batidos. Es una conducta instintiva que nos permite afrontar en mejores condiciones la temporada estival. Lo recordé esta mañana cuando al disponerme a desayunar, no me apetecía el café con leche de avena y la tostada de todos los días. En la búsqueda de alternativas pensé en echarle un cubito de hielo a la taza, pero cual autómata abrí el cajón de los vegetales y avisté unas espinacas, medio pepino, y algunas frutas. Y me pregunté "¿Cómo era la receta de aquel zumo verde energético?".
Se le llama zumo verde - o batido, o smoothie - por su alto contenido de clorofila. Al consumirla beneficiamos la digestión, la eliminación de toxinas, y la función de tejidos y órganos. Las hojas verdes tienen infinidad de propiedades aplicables tanto al cuidado de la salud como al aspecto estético. Suministran fibra, vital para eliminar desperdicios, y son fuente de calcio, magnesio, y vitamina C. Además protegen contra la degeneración molecular y aportan ácido fólico. En resumen y bien claro, cuando bebes un vaso de zumo verde energético, estas ayudando a tu cuerpo a:
- Incrementar el nivel de energía.
- Mejorar el aspecto de la piel.
- Eliminar líquidos.
- Mejorar la digestión.
- Regular el tránsito intestinal puesto que produce un suave efecto laxante.
- Mejorar la calidad del sueño.
- Bajar de peso.
- Fortalecer el sistema inmunológico.
- Reforzar la eliminación de adicciones.
- Espinacas
- Pepino
- Manzana
- Zumo de limón
- Jengibre
- Agua